Hace unos días un lector me sugirió que hablara de la hipertrofia del cuello vesical, pero primero situémonos anatómicamente. El cuello vesical es justo la zona de salida de la orina desde la vejiga hacia la uretra prostática. Está formado sobre todo por fibras musculares que rodean circularmente la uretra, constituyendo el esfínter interno. Por lo tanto, rodeando la uretra tenemos el esfínter interno, por debajo la próstata, y por debajo el esfínter externo (ver imagen).
En personas jóvenes que sufren síntomas miccionales crónicos, sobre todo obstructivos, y en los que se ha descartado prostatitis, cálculos, tumor de vejiga, estenosis de uretra u otras patologías orgánicas, pensaremos que pueda existir una hipetrofia del cuello vesical. Se trata de una obstrucción funcional del esfínter interno por hipertrofia, hipertonía y ausencia de relajación completa de dicho esfínter. En personas más mayores con estos mismos síntomas, y también en ausencia de otras patologías, pensaríamos en una hiperplasia benigna de próstata, pero el crecimiento benigno de la próstata con la edad es muy raro antes de los 40 años. Los síntomas son indistinguibles.
Para el diagnóstico de la hipertrofia del cuello vesical hace falta una flujometría con parámetros obstructivos, un análisis que descarte infección de orina o de semen, una ecografía de la vejiga en la que no se encuentren piedras o tumores, y alguna prueba de imagen que demuestre la obstrucción a nivel del cuello vesical:
- Cistouretrografía miccional seriada (CUMS): prueba radiológica en la que se introduce contraste en la uretra con una pequeña sonda para dibujarla en toda su longitud mientras el paciente orina.
- Videourodinámica: estudio urodinámico que asocia ecografía para visualizar la apertura del esfínter interno y el externo durante la micción.
- Uretrocistoscopia: visualización directa de la uretra y la vejiga con una cámara.
Si la medicación falla y el diagnóstico de imagen confirma la hipetrofia del cuello vesical, se puede valorar la incisión transuretral de la próstata y cuello vesical (ITUP). Pero siempre hay que tener en cuenta el riesgo de eyaculación retrógrada en un 15-20% de los casos, algo que puede ser muy relevante en los varones jóvenes con deseo de paternidad.
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