Prostatitis es la inflamación de la próstata, y a veces de los tejidos de alrededor. Hay distintos tipos de prostatitis en función de la causa que produce la inflamación, y en función del curso de la enfermedad, que puede ser de inicio agudo o con síntomas de larga evolución.
De las tres enfermedades principales que puede sufrir la próstata la hiperplasia benigna de próstata (HBP) es la más frecuente, el cáncer de próstata la más peligrosa, y la prostatitis es probablemente la que produce los síntomas más molestos. Mientras que la HBP y el cáncer de próstata son más frecuentes después de los 50 o 60 años, la prostatitis aparece con cierta frecuencia en adultos más jóvenes.
Prostatitis bacteriana
La prostatitis bacteriana es una infección urinaria con foco prostático causada por enterobacterias como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Proteus mirabilis, Enterococcus faecalis o Pseudomona aeruginosa. Estos gérmenes se encuentran en las heces, y penetran hacia la próstata a través de la uretra. En algunos casos, una prostatitis también puede ser causada por gérmenes de transmisión sexual como la Clamidia o el Gonococo. Normalmente el PSA se eleva en las prostatitis, pero vuelve a la normalidad 3-4 semanas después del tratamiento. Existen dos situaciones clínicas:
- Prostatitis aguda: se trata de una infección de inicio repentino que produce fiebre alta, escalofríos, dificultad miccional intensa (a veces incluso retención aguda de orina), fuerte escozor y ganas constantes de ir a orinar. Habitualmente se requiere ingreso hospitalario 3-5 días para tratamiento antibiótico intravenoso.
- Prostatitis crónica bacteriana: produce síntomas intermitentes durante meses o años, que se alternan con periodos de normalidad. Los síntomas más frecuentes son escozor al orinar, aumento de la frecuencia miccional de día y de noche y, en muchas ocasiones, dolor en la parte baja del abdomen, en los testículos o debajo del escroto hacia el ano. La prostatitis crónica bacteriana se diagnostica mediante un cultivo fraccionado que incluye una muestra de semen (el cultivo de orina puede ser negativo). Requiere un tratamiento anbitiótico prolongado durante 4-6 semanas para tener más probabilidades de erradicar completamente la infección. Si los episodios son recurrentes, un tratamiento continuo con un alfa-bloqueante (utilizados habitualmente en la HBP) puede ser útil para prevenir episodios. En algunos casos en los que no hay respuesta a los antibióticos orales pueden ser necesarias las inyecciones intraprostáticas o en última instancia la cirugía prostática.
Prostatitis crónica no bacteriana
La prostatitis crónica no bacteriana produce los mismos síntomas que la bacteriana pero los cultivos son negativos. Este tipo de prostatitis es difícil de tratar y frecuentemente hace que el paciente busque múltiples opiniones de distintos urólogos porque ninguno encuentra una curación definitiva. El PSA también puede estar elevado, igual que en la prostatitis crónica bacteriana.
El tratamiento habitualmente es paso a paso, y consiste en ir probando distintas medicaciones o combinaciones de ellas, cambiando cada vez si falla el tratamiento anterior:
- Inicialmente se puede intentar un curso prolongado de tratamiento antibiótico (4-6 semanas) similar al que se lleva a cabo en las prostatitis crónicas bacterianas, ya que en algunos casos la presencia de bacterias existe pero no ha podido ser detectada.
- Si no hay respuesta a los antibióticos, los mejores resultados se obtienen con una combinación de:
- Un antiinflamatorio como el diclofenaco (75 mg/24 hr).
- Un alfa-bloqueante como la tamsulosina (0,4 mg/24 hr) o la silodosina (8 mg/24 hr).
- Un relajante muscular como la tizanidina (2 mg/8 hr) o la ciclobenzaprina (10 mg/8 hr).
- Si todavía es insuficiente la respuesta, se puede utilizar un antidepresivo como la amitriptilina (25-50 mg/24 hr), un anticonvulsivo como la pregabalina (50 mg/8 hr), o un un inhibidor de la 5-alfa-reductasa como el finasteride (5 mg/24 hr) o el dutasteride (0,5 mg/24 hr).
- En última instancia, puede ser necesaria la cirugía de la próstata.
En cualquier fase del tratamiento, las siguientes recomendaciones generales de salud prostática deben ser cuidadosamente seguidas:
- Si tienes ganas de orinar muy frecuentes, limita la ingesta de líquidos sobre todo antes de ir a sitios donde no tengas un acceso fácil al baño.
- Si te resulta muy incómodo levantarte varias veces por la noche a orinar cena pronto, no tomes líquidos después de la cena, que pasen dos horas hasta la hora de irte a la cama (si es necesario adelanta la hora de la cena) y, por supuesto, orina justo antes de acostarte.
- Nunca aguantes la orina demasiado, vacía tan pronto como tengas ganas de orinar. Tampoco fuerces la salida de la orina presionando con el abdomen. Intenta entretenerte un poco asegurándote de que has vaciado completamente.
- Tener una vida sexual activa no empeora los síntomas prostáticos. Al contrario, las eyaculaciones frecuentes ayudan a descongestionar la próstata.
- No consumas alimentos que puedan actuar como irritantes urinarios: alcohol, café, té y picantes (pimienta, mostaza, especias, etc).
- Pide a tu médico que te ajuste dosis y horarios de la medicación que pueda afectar a la dinámica miccional: tranquilizantes, diuréticos, anticolinérgicos.
- Mantén un estilo de vida sano y haz ejercicio físico regularmente.
- Evita el estreñimiento, intenta hacer de vientre a diario y sin dificultad. Para ello come muchos alimentos ricos en fibra como frutas, verduras y pan integral.
Esto es todo lo que os quería contar sobre la prostatitis. El mensaje es que la prostatitis aguda es una infección severa, pero que se cura completamente después de unos días de antibiótico. Por el contrario, las prostatitis crónicas, ya sean bacterianas o no bacterianas, recurrren frecuentemente y pueden producir síntomas intermitentes durante mucho tiempo. En estos casos debes entender que tienes una enfermedad crónica difícil de tratar. Lo mejor es que encuentres un buen urólogo en quien confíes, y que sigas cuidadosamente sus instrucciones.
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