Ya os he hablado en Men’s App sobre la evaluación y síntomas de la hiperplasia benigna de próstata (HBP). Dificultad para iniciar la micción, chorro flojo, aumento de la frecuncia miccional durante el día o por la noche, necesidad urgente de ir al baño, o incluso retención aguda o crónica de orina son todos ellos síntomas de enfermedad prostática. También he hablado de los tipos de medicación oral que existen para tratar estos síntomas: alfa-bloqueantes, inhibidores de la 5-alfa-reductasa, fitoterapia, anticolinérgicos, agonistas beta-3 y desmopresina. Hoy vamos a ver cuándo es necesario el tratamiento quirúrgico de la HBP y qué modalidades de cirugía existen.
¿Cuándo hay que operar la hiperplasia benigna de próstata?
Tu urólogo decidirá cuándo llega el momento de operar la próstata. El motivo para decidir el tratamiento quirúrgico será uno de estos:
- Síntomas moderados o severos: cuando no hay respuesta a la medicación oral o las recomendaciones generales de salud prostática.
- Aparición de complicaciones: retención urinaria aguda o crónica que reaparece tras retirar la sonda vesical a pesar de un correcto tratamiento, múltiples divertículos en la vejiga o un único divertículo grande, insuficiencia renal, cálculos en la vejiga, infecciones urinarias frecuentes, o episodios repetidos de hematuria (sangre en la orina) a pesar de tratamiento con finasteride o dutasteride. Lee más en «Complicaciones de la hiperplasia benigna de próstata».
- Deseo de un tratamiento definitivo: la medicación que se toma para la HBP es de por vida. Si las pastillas no se toleran bien, o tienen efectos secundarios inaceptables, o se desea un tratamiento más definitivo, puede escogerse la intervención quirúrgica. En este caso el riesgo quirúrgico debe tenerse en cuenta al tratarse de una opción no absolutamente necesaria. Tras la cirugía, la medicación puede dejarse de tomar.
Estas y no otras son las indicaciones para intervenir quirúrgicamente la próstata. Desgraciadamente, algunos urólogos tratarán de convencerte para la cirugía a pesar de que tengas síntomas leves (o moderados / severos pero bien controlados con medicación oral), en ausencia de complicaciones, o sin tu deseo de ser operado. Esto puede suceder con más frecuencia en la práctica privada, ya que la cirugía con láser u otras intervenciones para la hiperplasia benigna de próstata resultan sencillas para el urólogo y están bien remuneradas. En la sanidad pública, que está más saturada, se tiende a ser más conservador y a postponer más una posible cirugía de próstata.
Como cualquier operación, la cirugía prostática puede generar complicaciones (ver abajo). Solo debe realizarse si es necesario. Desconfía de quien te la ofrezca sin haber probado primero distintos fármacos, sin que tengas demasiados problemas para orinar, sin que hayas tenido complicaciones, o sin que seas tú el que pidas la intervención. Si fuera el caso infórmate bien, pregunta, y acude a otro urólogo para una segunda opinión.
¿Qué modalidades de tratamiento quirúrgico existen?
Hay varias formas de tratamiento quirúrgico para operar la próstata:
- Cirugía abierta (adenomectomía retropúbica): si la próstata es demasiado grande (más de 80-90 cc) y la cirugía endoscópica no es factible, o si hay una piedra muy grande en la vejiga, o un divertículo que requiere extirpación, se opta por la cirugía abierta. Se realiza bajo anestesia general o raquianestesia (pinchazo en la espalda para dormir de cintura hacia abajo) y requiere una incisión vertical desde el pubis hasta casi el ombligo. Tras la cirugía es necesario dejar la sonda uretral 4-5 días, y el alta hospitalaria suele ser al 5º-6º día, algo más que con la cirugía transuretral. Las grapas cutáneas se retiran a los 7-8 días.
- Resección transuretral de próstata (RTUP): este procedimiento endoscópico se realiza cuando la próstata es más pequeña (menor de 80-90cc). Se introduce un instrumento por la uretra que lleva una cámara y un pequeño bisturí eléctrico en forma de asa con el que se van cortando trocitos de la próstata de dentro hacia fuera (ver imagen). La cirugía se realiza habitualmente bajo anestesia raquídea y requiere llevar la sonda unos 3 días. Al tercer día se retira y el paciente puede marcharse a casa.
- Vaporización transuretral de próstata (VTUP) con láser: puede utilizarse el láser verde o el láser de Tulio. La vaporización con láser es un procedimiento endoscópico similar a la RTUP pero utilizando energía láser que vaporiza el tejido prostático en lugar de cortarlo. Esto hace que no haya apenas sangrado y que la retirada de la sonda y el alta pueda ser a las 24 h.
- Enucleación prostática con láser Holmium (HoLEP): en próstatas grandes permite reproducir la técnica abierta pero mediante un abordaje endoscópico y sin apenas sangrado. Una vez separados los lóbulos prostáticos estos quedan dentro de la vejiga donde se trituran para ser extraídos los fragmentos a través de la uretra.
- Incisión transuretral de la próstata (ITUP): es una alternativa en próstatas pequeñas (30-40 cc), especialmente en pacientes jóvenes que quieren preservar la eyaculación. La sonda se mantiene 3 días como en la RTUP.
- Técnicas mínimamente invasivas: prótesis intrauretrales, ablación transuretral con láser, radiofrecuencia, microondas, etc. Pueden resultar más sencillas y realizarse sin ingreso, pero el efecto desobstructivo no es tan definitivo como con las técnicas anteriores.
Complicaciones de la cirugía prostática
Cualquiera de las siguientes complicaciones puede aparecer en todos los procedimientos quirúrgicos explicados anteriormente, con más o menos frecuencia:
- Eyaculación retrógrada: todas las técnicas quirúrgicas se asocian a un alto riesgo de eyaculación retrógrada. La erección y el orgasmo es normal, pero el semen pasa a la vejiga en lugar de salir hacia el exterior por la uretra. Varones jóvenes con deseo de fertilidad, solo deberían someterse a una ITUP si fuera muy necesario por síntomas severos o aparición de complicaciones.
- Impotencia e incontinencia: raramente aparecen tras el tratamiento quirúrgico de la HBP. La impotencia y la incontinencia sí son frecuentes tras la prostatectomía radical por cáncer de próstata.
- Esclerosis del cuello vesical o estenosis de uretra: la estrechez a nivel de la salida de la vejiga o en la uretra puede producirse al cabo del tiempo de la cirugía por crecimiento de tejido fibrosos cicatricial.
- Reobstrucción y necesidad de ser operado de nuevo: a veces el tejido prostático crece de nuevo con el tiempo, y al cabo de unos años puede volver a obstruir y requerir una segunda cirugía.
- Otros riesgos: sangrado y necesidad de transfusión, infección urinaria, o retención aguda de orina tras retirar la sonda. En este último caso, hay que colocar de nuevo la sonda y el paciente puede irse a casa con la sonda puesta 2-3 semanas, hasta que se intente retirar de nuevo.
La siguiente tabla muestra el riesgo de complicaciones según el tratamiento quirúrgico utilizado:
Cirugía
|
RTUP
|
VTUP
|
ITUP
|
|
Necesidad de re-cirugía
|
10% |
15% | 20% | >20% |
Transfusión |
10% | 2-5% | <1% | <1% |
Impotencia |
10% | 6% | 6% | <2% |
Incontinencia |
10% | 2,2% | 5% | 1,8% |
Estenosis de uretra
|
2,6% | 3,8% | 3,8% | 1,7% |
Esclerosis del cuello
|
1,8% | 4% | 4% | 0,4% |
Eyaculación retrógrada
|
80% | 65% | 60% | 40% |
Esto es todo sobre el tratamiento quirúrgico de la hiperplasia benigna de próstata. Recuerda que la cirugía solo debe considerarse cuando persisten síntomas moderados o severos a pesar del tratamiento médico, cuando aparecen complicaciones, o si prefieres un tratamiento más definitivo una vez se ha evaluado el riesgo-beneficio.
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