El tratamiento más habitual del cáncer de próstata localizado es la prostatectomía radical por laparoscopia convencional o laparoscopia robot-asistida. Una vez intervenido quirúrgicamente el paciente, retirada la sonda y superado el postoperatorio inmediato, el seguimiento del paciente se centra en 3 aspectos clave:
- Evolución oncológica: a las 2-4 semanas de la intervención se valora la anatomía patológica de la pieza quirúrgica (grado de Gleason, extensión del tumor dentro de la próstata, afectación de la cápsula prostática, de las vesículas seminales o de los márgenes quirúrgicos, invasión linfovascular, invasión perineural y afectación de ganglios linfáticos). Otro aspecto a tener en cuenta es el PSA, que debe hacerse indetectable a las 6 semanas de la cirugía aproximadamente. La primera determinación del PSA se hace a los 2-3, posteriormente cada 3 meses durante el primer año, cada 6 meses hasta los 3 años y de forma anual hasta los 10 años. Después ya es muy improbable que haya recurrencia de la enfermedad. Una anatomía patológica desfavorable, o un PSA lentamente creciente tras la cirugía son indicaciones para realizar radioterapia tras la prostatectomía radical. Si el PSA permanece indetectable y los factores patológicos son favorables, ya no habrá que hacer nada más.
- Recuperación de la continencia: es frecuente que tras la retirada de la sonda haya pérdidas de orina. Los pacientes deben llevar un tiempo absorbentes e ir haciendo ejercicios de Kegel para fortalecer el esfínter. Habitualmente la continencia se recupera en días, semanas, o meses. Si pasados 12 meses persisten pérdidas de orina importantes, se puede valorar colocar un cabestrillo para sujetar la uretra o implantar un esfínter artificial.
- Recuperación de potencia: se afecta en mayor o menor medida según la edad del paciente, su potencia previa, el haber preservado las bandeletas neurovasculares durante la prostatectomía radical (ninguna, solo en un lado, o en los dos lados), y según la experiencia del cirujano. Es muy importante realizar una rehabilitación peneana precoz tras la prostatectomía radical, basada en medicación oral, fármacos tópicos, inyecciones o bomba de vacío.
Como veis, la recuperación es compleja tras la prostatectomía radical, y no solo es importante el seguimiento oncológico sino también el funcional (continencia y potencia sexual).
Deja un comentario