Es un hecho que las infecciones de orina en hombres son más raras que en las mujeres. La mayoría lo habréis podido comprobar si os comparáis con vuestras parejas. Veamos por qué.
Las infecciones de orina son producidas por bacterias del tubo digestivo (enterobacterias). Procedentes de los márgenes del ano, penetran retrógradamente por la uretra hasta llegar a la vejiga. En la vejiga la orina se almacena durante horas, y es ahí donde pueden multiplicarse y provocar una infección de orina. Si el germen se para ahí producirá solo una cistitis (mucho escozor al orinar y necesidad de ir al baño muchas veces para orinar solo unas gotitas). Si las bacterias suben a un riñón producirán una pielonefritis derecha o izquierda, un cuadro mucho más grave que a veces requiere ingreso hospitalario (fiebre alta, malestar y dolor en uno de los dos costados).
Los hombres tenemos una uretra mucho más larga que las mujeres, y además contamos con la función protectora de la próstata. Por eso las cistitis y las pielonefritis son mucho más frecuentes en las mujeres, sin que tengan ninguna anormalidad, sino simplemente por la anatomía de la uretra.
En los varones, al ser raras las infecciones urinarias, hay que investigar si existe alguna anormalidad en el tracto urinario que haya predispuesto a padecerla. Una obstrucción del uréter por un cálculo urinario, un reflujo vésico-ureteral, una estrechez en la uretra o en el orificio del glande, o una próstata grande (hiperplasia benigna de próstata) pueden ser la causa. También alguna instrumentación como un sondaje por una intervención quirúrgica reciente o una cistoscopia (endoscopia de la vejiga) puede ser motivo de infección urinaria. Otras causas son enfermedades neurológicas que provocan vejiga neurógena (incapaz de vaciar bien), o algunas anomalías congénitas del tracto urinario.
En los hombres las bacterias, en su largo camino ascendente, si consiguen avanzar se paran habitualmente en la próstata provocando una prostatitis. De hecho, la prostatitis es la infección urinaria más frecuente en el varón, pero en cualquier caso es mucho más infrecuente que la típica cistitis que toda mujer ha sufrido alguna vez. Las enterobacterias también pueden avanzar hasta los testículos produciendo una epididimitis. En este caso, ya os expliqué que las epididimitis pueden ser o bien por enterobacterias causantes de infecciones urinarias, o bien por gérmenes de transmisión sexual.
En definitiva, lo más importante es que cualquier infección urinaria en el hombre no debe quedarse en un simple tratamiento en urgencias como sucede con las cistitis en las mujeres, sino que SIEMPRE debe conllevar un estudio urológico para descartar que exista algún problema subyacente.
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