Según un estudio publicado recientemente en el American Journal of Men’s Health, existe esta diferencia en el peso entre los hombres con hijos y sin hijos. Pero lo curioso es que esto no se debe a la falta de sueño o a ingerir más comida rápida, sino a cambios hormonales que se producen con la finalidad biológica de estar física y emocionalmente más cerca de los hijos:
- Caída en los niveles de testosterona: los hombres que viven con mujeres embarazadas tienen un 20-30% menos de testosterona hasta 6 meses después del nacimiento del bebé. Se cree que es debido a alguna feromona femenina durante el embarazo. El efecto biológico del descenso de la testosterona sería mantener al varón cerca del “nido” para ayudar a la llegada del recién nacido, y disminuir su deseo sexual para evitar su marcha con una nueva hembra.
- Elevación de la oxitocina: es una hormona afectiva, que se libera al dar un beso o un abrazo. Cuando el padre abraza a su hijo produce oxitocina, reforzando los vínculos afectivos y los sentimientos de protección frente a extraños.
- Cambios cerebrales: el cerebro se hace más perceptivo ante el llanto de un bebé, tanto como el de la madre. Incluso se ha visto en estudios un aumento de la actividad cerebral en áreas relacionadas con el comportamiento y las emociones.
La diferencia de peso entre hombres que son padres y los que no lo son, es solo una consecuencia estos cambios hormonales. Como véis, en la Naturaleza todo está pensado, todo está perfectamente diseñado para preservar nuestro ADN en las siguientes generaciones. ¿No es fascinante?
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