Es frecuente que los varones a partir de una determinada edad muestren su preocupación por la pérdida de fuerza en el chorro de la orina. Como os podéis imaginar, se trata de un síntoma de hiperplasia benigna de próstata.
Otros síntomas que pueden o no acompañar al crecimiento prostático con la edad son los que se producen durante la fase de vaciado (síntomas obstructivos) como la dificultad para empezar a orinar, la micción con interrupciones o el goteo prolongado al terminar. El flujo débil o pérdida de fuerza en el chorro de la orina es uno de estos síntomas obtructivos.
Por otro lado tenemos los síntomas durante la fase de llenado, es decir, aquellos que se producen entre una micción y la siguiente mientras la vejiga se llena (síntomas irritativos). Son las ganas de orinar frecuentes y urgentes de día (vejiga hiperactiva), y levantarse varias veces por la noche (nocturia).
Pero volvamos al chorro de la orina débil. Muchas veces se presenta como un síntoma aislado sin dificultad, sin dolor, sin urgencia y sin frecuencia aumentada diurna o nocturna. En estos casos la única molestia, si así se le puede llamar, es que se tarda más tiempo en orinar. Una vez se descarta la presencia de otros síntomas molestos acompañantes, y se completa el estudio urológico con una flujometría, una ecografía en la que se descarte que exista orina residual en la vejiga tras la micción (residuo postmiccional), un tacto rectal normal, y un análisis incluyendo el PSA también normal, podemos realizar seguimiento sin ningún tipo de tratamiento.
En definitiva, flujo débil sin otros síntomas y con resto de revisión urológica normal, tranquilidad absoluta. No requiere tratamiento, pero sí se recomienda seguimiento anual porque con los años la tendencia es lentamente hacia el empeoramiento.
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