Acabo de regresar de un viaje familiar esta Semana Santa por la Serranía Celtibérica, que comprende gran parte de las provincias de Cuenca, Teruel, Guadalajara y Soria, además de algunas zonas de Burgos, La Rioja, Zaragoza, Valencia y Castellón. Unos catedráticos de la Universidad de Zaragoza han llamado a esta zona «La Laponia española». Y no es para menos, ya que en toda Europa, solo la Serranía Celtibérica y la Laponia escandinava tienen una densidad de población de menos de 8 habitantes por kilómetro cuadrado. Con un tamaño de unos 65.000 kilómetros cuadrados (el doble que Bélgica), la Laponia española apenas cuenta con cerca de 480.000 habitantes.
En Guadalajara estuvimos en el Parque Natural del Alto Tajo, uno de los sistemas de hoces y cañones fluviales más importantes de Europa. Desde Riba de Saelices visitamos sitios increíbles como el Barranco de la Hoz, la cueva de los Casares o el Valle de los Milagros. Como curiosidad, en 3 horas conduciendo durante una mañana, no nos cruzamos ni un solo coche, para que os hagáis una idea de la tranquilidad del lugar.
En Soria visitamos Numancia, fortaleza celtíbera que se convirtió en símbolo de la resistencia, tras haber permanecido inexpugnable ante las acometidas de los romanos durante más de 20 años. Finalmente el Imperio Romano envió a uno de sus mejores generales, Publio Cornelio Escipión, quien ideó un cerco alrededor de la ciudad y consiguió conquistarla después de 13 meses de hambre. La mayoría de los numantinos decidió suicidarse antes que entregarse. Resulta impresionante imaginarse todo esto, cuando te lo cuentan in situ sobre las excavaciones de la ciudad. La provincia de Soria también alberga pueblos medievales como el Burgo de Osma o Calatañazor, y parajes naturales espectaculares como el Cañón del Río Lobos o la Laguna Negra. Nosotros nos alojamos en Cubilla, un pueblo de 12 habitantes en invierno, al que accedimos por una pista forestal. A pocos kilómetros se encontraba un pueblo abandonado llamado Cubillos.
Nuestro viaje terminó en Teruel, en la comarca del Bajo Aragón, de donde son mis padres. Yo todavía nací allí, pero como tantos otros, pronto emigramos a una gran ciudad, a Valencia, donde me crié y estudié. Alcañiz, Calanda, Alcorisa y otros pueblos más pequeños de la zona como el mío, La Cañada de Verich, forman parte de la Ruta del Tambor y el Bombo durante la Semana Santa, muy recomendable si no habéis estado nunca. La Cañada de Verich tiene actualmente 94 habitantes empadronados, pero de ellos realmente solo viven allí 45. El resto residen en Alcañiz y solo acuden al pueblo algunos fines de semana. En Semana Santa o en verano llega más gente de Zaragoza, Barcelona o Valencia y pueden llegar a juntarse 200 o 300 personas.
La Laponia española es un mundo absolutamente rural, alejado de las grandes ciudades, sin ruidos, sin tráfico… donde sus habitantes luchan duramente a diario por ganarse el pan. Pero son felices, auténticos, hospitarios, nobles y capaces de vivir con muy poco. El problema es que la tasa de envejecimiento en la zona es de las más altas de Europa. Los más jóvenes se van marchando, solo regresan a «su pueblo» en vacaciones, buscando la tranquilidad fuera de la gran ciudad.
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