La palabra sexfulness viene de sexo y mindfulness. Mindfulness se traduce como «atención plena», y hace referencia a las prácticas de meditación de concentración. Por tanto, el sexfulness se podría traducir como plenitud sexual o sexualidad plena. El mindfulness se aplica también a otros campos, por ejemplo el mindful eating o alimentación consciente, para aprender a reconocer y tomar conciencia de las señales físicas del hambre y la saciedad y poder responder a ellas de forma adecuada.
El objetivo del sexfulness o mindfulness sexual es disfrutar más del sexo aprendiendo a hacer más conscientes el deseo y las sensaciones, al contrario de lo que suele hacerse, que es focalizarse en alcanzar el orgasmo genital, la sincronización, etc. Con el tiempo y la práctica, se pretende llegar a un estado trascendente de atención plena con entrega completa a la experiencia erótica.
Algunas claves del sexfulness son:
- Detoxificación emocional: eliminar pensamientos de tipo no voy a dar la talla, voy a perder la erección muy rápido, voy a eyacular demasiado pronto, etc.
- Habitar mindfulness: crear el hábito de conectar con las emociones en todo aquello que tenemos automatizado. Respirar con profundidad y tomar conciencia de nuestra velocidad al caminar, de los sabores de las comidas, o de las sensaciones de placer durante el sexo.
- Disfrutar sin exigencias: no debe importar el resultado final (orgasmo), sino que se debe disfrutar de lo que los sentidos van proporcionando en cada momento, con imaginación, rompiendo la rutina, y dejándose llevar por la intuición.
El efecto positivo del mindfulness en el sexo cuenta con respaldo académico. Distintos estudios han mostrado sus beneficios tanto en mujeres con disfunción sexual, como en hombres con bajo apetito sexual (sin déficit de testosterona) o con ansiedad anticipatoria por disfunción eréctil de origen psicógeno o por eyaculación precoz.
Tomar conciencia de las sensaciones, sin importar el objetivo final. ¡Esa es la clave!
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