La sarna es una enfermedad parasitaria de la piel producida por un ácaro llamado Sarcoptes scabiei, conocido vulgarmente como «arador de la sarna». La sarna puede aparecer a cualquier edad, pero es más frecuente en niños y adultos jóvenes. Se transmite por contacto físico estrecho que puede ser sexual o no (ropa, sábanas o toallas). Puede aparecer en muchas zonas del cuerpo, pero hasta en un 36% de los casos afecta al escroto o al pene.
El ácaro penetra en la capa córnea de la piel donde labra surcos y pone los huevos para reproducirse. A las 3-6 semanas del contacto aparece prurito que típicamente empeora por las noches, y que puede afectar a varios miembros de una familia. Las lesiones típicas son pequeños surcos de 5-15 mm que acaban en una ampollita donde está el ácaro. Además, aparecen otras lesiones inflamatorias secundarias a la reacción inmunitaria del cuerpo, al rascado o a sobreinfección bacteriana.
El diagnóstico de la sarna en el escroto se realiza en primer lugar por la sospecha clínica en un hombre con prurito escrotal y con lesiones compatibles en la piel del escroto. La confirmación se realiza visualizando ácaros, heces o huevos al microscopio en muestras obtenidas por raspado o por biopsia superficial de la piel.
Una vez realizado el diagnóstico, hay que aplicar medidas de prevención (descontaminación de ropa, sábanas, toallas, colchón y almohada y evitación del contacto íntimo) e iniciar el tratamiento al paciente y también a los contactos y los convivientes próximos. El tratamiento lo manejan los dermatólogos y se basa en la aplicación de lindano o permetrina, además de queratolíticos, antihistamínicos o corticoides en algunos casos.
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