Las bacterias se multiplican muy rápidamente, y en ese proceso se producen mutaciones genéticas espontáneas. Cuando se aplica un antibiótico la mayoría de las bacterias muere, pero si alguna ha sufrido alguna mutación “favorable” para su supervivencia, sobrevive y se multiplica más que el resto. Se produce así la selección natural de cepas bacterianas resistentes. Es el principio básico de la evolución y la adaptación al medio aplicado al mundo microbiano.
La OMS ha abordado recientemente el gran problema que supone a nivel mundial la aparición en los últimos años de cepas bacterianas multi-resistentes a todos los antibióticos conocidos. A día de hoy mueren 25000 personas al año en Europa y 2000 al año en España por infecciones producidas por bacterias resistentes a todo. Y las cifras aumentan año a año. Tenemos el concepto de que todas las enfermedades infecciosas se curan, pero esto ya está empezando a no ser así. El problema de la resistencia a los antibióticos crece, y el desarrollo de nuevos fármacos no lo hace al mismo ritmo, por lo que el futuro no es nada halagüeño.
El caso de España es incluso peor según la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, porque así como en la mayoría de países europeos ha disminuido el consumo de antibióticos, en España ha aumentado en los últimos años. Y a mayor consumo, mayor creación de resistencias.
Está claro que los médicos debemos concienciarnos para prescribir antibióticos solo cuando sea estrictamente necesario, y en pautas lo más corta posibles. Pero también es muy importante que en todos los domicilios particulares se abandone la automedicación y el abuso de antibióticos.
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