Una parafilia es un patrón de comportamiento sexual anormal en el que la fuente predominante de placer no se encuentra en la copulación, sino en algún otro objeto o actividad que lo acompaña.
Estas son las parafilias más frecuentes en orden descendente:
1) Pedofilia: actividad sexual con menores de 13 años.
2) Exhibicionismo: exposición de los genitales a extraños.
3) Voyeurismo: observación de relaciones sexuales en terceros.
4) Frotismo (frotteurismo): excitación sexual al refregar los genitales contra personas desconocidas sin que se den cuenta.
Otras parafilias que quizás habréis oído, pero menos frecuentes, son el fetichismo (placer con objetos inanimados), el masoquismo (sufriendo una agresión física), el sadismo (agrediendo a la pareja), la asfixofilia (estrangulando pero sin producir daño), la coprofilia (con las heces), la erontofilia (hablando por teléfono), la gerontofilia (con personas de la tercera edad), la necrofilia (con cadáveres), la urofilia (orinando o siendo orinado) o la zoofilia (con animales).
Pero hay otras muchas menos conocidas, como la abasiofilia (placer con discapacitados), la altocalcifilia (atracción por zapatos de tacón alto), la clastomanía (placer rompiendo la ropa que la pareja lleva puesta), el fisting (introduciendo total o parcialmente la mano en el ano o vagina de la pareja), la menstruofilia (con mujeres menstruantes) o la plushofilia (con un peluche).
Según algunos sexólogos todas las personas tienen parafilias o “fetiches saludables”. Por ejemplo, el gusto por determinado tipo de persona (por ejemplo las rubias, etc), un aspecto o un objeto. Esto que se considera normal, se convierte en patológico cuando se sobrevalora y, por ejemplo, se alcanza la excitación sexual sólo si está el objeto presente.
Como veis, hay parafilias descritas casi para todo. Las parafilias se recogen en el DSM-5 (Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders) como desórdenes sexuales. Pero en los últimos años, con la instauración de la cultura del “todo vale si es consentido y no daña a otros”, muchas voces piden que sean descatalogadas como tales. Que queréis que os diga… está claro que no daña a nadie tener sexo con un cadáver, una gallina o un peluche, pero muy muy normal no parece… ¿Qué opináis?
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