Ya os hablé ampliamente de la prostatitis crónica, una inflamación de la glándula prostática de origen bacteriano o no bacteriano, que cursa a brotes y que puede aparecer a edades tempranas en adultos jóvenes. Produce síntomas urinarios molestos que duran varios días o semanas, y las crisis se repiten varias veces al año.
El tratamiento habitual son la combinación de tandas largas de antibióticos, antiinflamatorios, alfa-bloqueantes, fitoterapia y relajantes musculares. Sin embargo, a pesar de todo este arsenal de fármacos orales, muchas veces persisten síntomas más o menos intensos que desesperan al paciente (y también al médico).
En estos casos la última bala puede ser la resección transuretral de próstata. Es uno de los tratamientos habituales para la hiperplasia benigna de próstata, pero en las prostatitis es poco usada por sus efectos sexuales secundarios, en especial la eyaculación retrógrada. No hay problema para alcanzar y mantener la erección, pero se deja de eyacular. Lógicamente, en varones jóvenes en edad fértil esta consecuencia no es asumible. La prostatectomía radical utilizada para el tratamiento del cáncer de próstata parece una medida desproporcionada, pero algunos cirujanos también la han utilizado en casos extremos.
En un metaanálisis publicado este mismo año en el World Journal of Urology se recabaron datos de 16 estudios sobre el tratamiento quirúrgico de la prostatitis crónica. De los 78 pacientes a los que se realizó una resección transuretral de próstata, el 70% afirmaron que habían sido curados, el 15% habían mejorado, y el 15% no notaron cambios tras la cirugía. En 21 pacientes se realizó una prostatectomía radical y los síntomas se resolvieron completamente en el 95% de los casos.
Por tanto, vemos que el tratamiento quirúrgico de la prostatitis crónica bacteriana o no bacteriana puede ser una solución en casos seleccionados cuando se han apurado otras opciones, y siempre sopesando la edad del paciente, su deseo reproductor, y los posibles efectos secundarios.
En mi experiencia, en los 2 o 3 pacientes en los que he tenido que llegar a la resección prostática, los resultados han sido muy buenos.
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