Las prótesis de testículo son muy sencillas, a diferencia de las prótesis de pene. No son más que ovoides hechos de silicona para darles una consistencia blanda pero firme, similar a la del testículo real.
Existen varios tamaños para adaptarse a la edad en caso de niños, o a los diferentes tamaños en el adulto. En los adultos las prótesis son definitivas, porque el testículo ya no crece. Pero en los niños o adolescentes puede ser necesario recambiarla por otra más grande al cabo de los años.
La prótesis de testículo se implanta a través de una incisión en la ingle, ya que si se hace por el escroto, el cuerpo puede rechazarla a través de la herida quirúrgica. Además, el riesgo de infección es menor. El procedimiento dura 30 minutos y puede realizarse sin ingreso hospitalario.
En aquellos casos en los que hay que extirpar un testículo bien por un tumor, por un traumatismo, o por una torsión testicular, se ofrece la colocación de la prótesis por motivos estéticos. La mayoría de los pacientes jóvenes suelen preferirlo, mientras que a partir de una determinada edad importa menos y muchos hombres la rechazan.
Las complicaciones que puede tener una prótesis de testículo son poco frecuentes: la infección postoperatoria, la extrusión (expulsión por la herida) o la migración a una posición anómala (habitualmente ascenso a ingle). La infección y la extrusión obligan a la retirada de la prótesis y la recolocación al cabo de un tiempo. La migración puede solucionarse reposicionándola en un solo acto quirúrgico.
En definitiva, las prótesis de testículos son baratas, los resultados estéticos son buenos, y las complicaciones son raras. Pero siempre son opcionales, según las preferencias del paciente.
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