En otra época nuestros antepasados tenían relaciones a la vez con varias parejas. Si el hombre invertía su esperma en una sola pareja, la eficacia reproductora era muy baja. Para las mujeres también era beneficioso, porque si sus hijos tenían distintos padres, podían estar más protegidos frente a determinadas enfermedades que pudieran heredarse.
Por estas razones entre los mamíferos la monogamia es extremadamente rara. Pero esto no ocurre en los humanos hoy en día en las sociedades avanzadas. Es cierto que existen muchas culturas donde se permite la poligamia, pero incluso en ellas la mayoría de la gente vive en parejas monógamas. La pregunta es ¿por qué los humanos somos una excepción?
Unos científicos han publicado recientemente su hipótesis en la revista Nature Communications. Sus investigaciones apuntan a que en las sociedades en expansión las enfermedades de transmisión sexual (ETS) pudieron ser el factor más importante a la hora de pasar de la poligamia a la monogamia. En grupos pequeños y nómadas de 20-30 adultos, durante la época en la que el estilo de vida era de cazadores-recolectores, las ETS no constituían una amenaza muy importante por el escaso número de miembros en el grupo y la escasa interconexión entre grupos distintos. Si había algún caso esporádico de ETS tenía pocas probabilidades de propagarse y acababa desapareciendo. Sin embargo, cuando se pasó a un estilo de vida agrícola y establecido, con sociedades más amplias e interconectadas, una ETS podía extenderse rápidamente y permanecer si había una masa crítica de población. Los investigadores creen que por este motivo la monogamia acabó imponiéndose socialmente hace aproximadamente 8000 años. Hay que tener en cuenta que hoy existen tratamientos eficaces, pero en aquel entonces una ETS podía ser devastadora.
Otra hipótesis para explicar la monogamia apunta a la competición femenina y la protección de la pareja frente a otros rivales. Y una tercera explicación está en la herencia de las tierras como la causa de que se impusiera la monogamia en las sociedades agrícolas. Dividir la tierra entre muchos herederos reducía su valor. Tal como apunta esta última hipótesis la propiedad de la tierra se tornó crítica para el éxito productivo y reproductivo y la monogamia fue la solución.
Según Chris Bauch de la Universidad de Waterloo (Canadá) y autor de la hipótesis de las ETS “podemos imaginar que múltiples mecanismos han apoyado el origen de la monogamia, sobre todo si tenemos en cuenta la gran diversidad de las culturas humanas”.
Son explicaciones muy interesantes, que he querido compartir con vosotros porque nos ayudan a recordar y alertar sobre el gran problema que constituyen las ETS.
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