Teniendo en cuenta que la selección evolutiva de las especies se caracteriza por la eficiencia reproductora, un sistema asexual compuesto solamente por individuos femeninos sería mucho más eficiente: el 100% de la descendencia (todo mujeres) podría a su vez generar más descendencia, mucho mejor que desperdiciar el 50% en varones sin capacidad reproductora, ¿no?
La única contribución del hombre en la reproducción son los espermatozoides. No parece mucha aportación según estos criterios de eficiencia… Entonces, ¿por qué existimos los hombres?
Unos científicos de la Britain’s University of East Anglia han expuesto su teoría en la prestigiosa revista Nature. Los varones seríamos necesarios para la llamada “selección sexual”, que contribuiría a evitar la extinción de la especie. Veamos cómo lo explican.
En un sistema sexuado y competitivo, en el que los machos luchan por las hembras y ganan los genéticamente mejor dotados, se mejora el pool genético de la especie, se contribuye a la salud de la población, y se facilita así la perpetuación. Sin selección sexual, o sin necesidad de competición, la especie se debilita genéticamente haciéndose más vulnerable a la extinción.
¿Cómo llegaron a esta conclusión? El Dr. Gage y su equipo siguieron durante 10 años a 2 poblaciones de escarabajos en condiciones controladas de laboratorio. La única diferencia era que en una de las poblaciones había una intensa competición sexual (90 machos y 10 hembras) y en la otra no había nada de selección sexual (parejas monógamas de escarabajos sin posibilidad de competición). Tras 7 años de reproducción y unas 50 generaciones, los escarabajos de la población donde hubo selección sexual eran mucho más sanos y resistentes a la extinción que la población de escarabajos endogámicos, que se extinguió a la décima generación.
Interesante… Las mujeres gestan y sufren en sus carnes los dolores del parto, no cabe duda de nuestro apoyo en su meritorio y sufrido papel de madres. Pero ahora nos enorgullece saber que nuestra aportación no es tan solo una “semillita” en una noche lujuriosa. Es gracias a que existimos los hombres que esos pequeños renacuajos a los que adoramos y criamos, crecerán sanos y fuertes por muchos años y nos darán muchos muchos nietos.
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