Ayer os hablaba de los condilomas por HPV. Pues bien, existen unas pequeñas protuberancias que tienen muchos varones en la corona del glande denominadas «pápulas perladas” que no deben confundirse con los condilomas.
Todos los urólogos nos hemos encontrado muchas veces pacientes jóvenes que nos han consultado preocupados por esas pápulas. Se trata de un fenómeno fisiológico totalmente inofensivo y sin ningún potencial maligno. Tampoco es una enfermedad sexual ni se relaciona con la actividad sexual ni con una mala higiene personal.
Las pápulas perladas en realidad son pequeñas glandulitas, llamadas glándulas de Tyson. Contribuyen a la formación del esmegma, sustancia blanquecina que si no nos lavamos con frecuencia se acumula alrededor del glande, por dentro del prepucio. Lo que ocurre es que en algunos hombres, hasta en un 8%, estas glándulas están hipertrofiadas y se aprecian como pápulas perladas prominentes. El origen de esta hipertrofia parece ser hereditario. Permanecen toda la vida, aunque su visibilidad disminuye con la edad.
No necesitan tratamiento. Si uno quiere quitárselas por motivos estéticos, hay que quemarlas con láser CO2, radiofrecuencia, crioterapia (utilización de nitrógeno líquido), electrofulguración, o aplicación tópica de nitrato de plata en dosis bajas y muy localizadamente.
¡No utilicéis remedios caseros! Podríais dejar cicatrices o manchas que empeoren el aspecto del pene. Consultad con vuestro urólogo o dermatólogo.
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