Imagen tomada de reproduccionasistida.org
Las infecciones seminales afectan a la próstata, las vesículas seminales y/o los epidídimos. Se trata, por tanto, de un término amplio que se refiere a la presencia de gérmenes en el semen, procedentes de cualquier parte de la vía seminal. Se incluyen aquí tanto infecciones de transmisión sexual como infecciones por bacterias intestinales comunes causantes de infecciones urinarias:
- Infecciones seminales por transmisión sexual: producidas por Chlamydia trachomatis y Neisseria gonorrhoeae (responsables de muchos casos de prostatitis y uretritis), Treponema pallidum (sífilis), Ureaplasma urealyticum y Mycoplasma hominis. Estos dos últimos gérmenes son saprófitos y en condiciones normales se detectan con frecuencia en varones sexualmente activos (hasta en un 70%). Se cree que si sobrecrecen pueden interactuar con los espermatozoides.
- Infecciones seminales por patógenos urinarios: se trata de enterobacterias que se encuentran en los márgenes del ano y que por mecanismo retrógrado penetran por la uretra hasta llegar a la próstata, vesículas seminales e incluso epidídimos. El foco más común en las infecciones seminales es la próstata (prostatitis).
Estas infecciones pueden ser totalmente asintomáticas y ser detectadas durante la evaluación de la infertilidad masculina. Si en el espermiograma hay leucocitos en el semen (a esto se le llama piospermia, leucospermia o leucocitospermia) ya se puede sospechar una infección seminal. Al realizar entonces un urocultivo y un cultivo de semen podemos detectar la bacteria causante. En ocasiones, puede haber piospermia con cultivos negativos, quizás porque no se halla podido aislar al germen, o quizás porque exista otro tipo de inflamación por causas no infecciosas.
La repercusión negativa sobre la fertilidad de las infecciones seminales viene dada por varios mecanismos:
- Generación de un proceso inflamatorio: la presencia de leucocitos en el semen genera estrés oxidativo, producción de radicales libres de oxígeno y fragmentación del ADN de los espermatozoides. Esto reduce la capacidad fecundante de los espermatozoides.
- Obstrucción de la vía seminal: algunas infecciones pueden obstruir la vía seminal a nivel del epidídimo o de los conductos eyaculadores.
- Producción de anticuerpos anti-espermatozoide: estos anticuerpos dificultan la movilidad del espermatozoide y su capacidad para penetrar en el óvulo. Existen técnicas para detectar estos anticuerpos en el espermiograma.
El tratamiento de las infecciones seminales es el antibiótico específico para cada tipo de germen, antiinflamatorios para reducir los leucocitos en el semen, y antioxidantes para combatir la fragmentación del ADN espermático. En caso de no aislar ninguna bacteria, puede recomendarse también una tanda de antibióticos de forma empírica por si se trata de uno de esos casos en los que realmente sí existe alguna infección que no se ha podido detectar.
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