Existe un miedo extendido sobre la posibilidad de contraer una enfermedad de transmisión sexual (ETS) en un baño público. Pero ¿está este miedo fundado? ¿o solo es un mito?
Aunque a veces en estos baños la higiene deja mucho que desear, lo cierto es que las posibilidades de contraer en un baño público una infección de transmisión sexual son prácticamente nulas. Los virus que producen lesiones cutáneas como el del papiloma (VPH) o el del herpes genital (VHS) no sobreviven fuera del cuerpo humano. Tampoco lo hacen bacterias como clamidia y gonococo que producen uretritis y prostatitis en el hombre o enfermedad pélvica inflamatoria en la mujer.
En el caso de enfermedades transmitidas por sangre o secreciones como el VIH o la hepatitis, la probabilidad de contagio en un baño público también es extremadamente rara. Habría que tener una herida abierta en la piel que entrara en contacto con algún resto de sangre o de secreción de una persona con infección activa.
En definitiva, no existen casos descritos de contagio de una ETS por sentarse en un baño público. Claro está, siempre que no se haya tenido sexo en el baño… En cualquier caso, no descuidéis medidas sencillas de higiene como lavarse bien las manos con agua y jabón, colocar papel sobre la tapa del inodoro antes de sentarse, al tirar de la cadena presionar el botón con papel y hacerlo con la tapa ya bajada, o al salir del baño abrir y cerrar la manecilla de la puerta con papel.
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