William Halsted (1852-1922) fue un médico estadounidense al que se considera como uno de los padres de la cirugía moderna. A finales del siglo XIX, con apenas 40 años, ya era jefe de cirugía en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore (EE.UU.).
Por aquella época, la anestesia se realizaba con morfina y la esterilización del material quirúrgico con ácido fénico. Las intervenciones quirúrgicas se hacían con las manos totalmente desnudas, después de rigurosos programas de lavado de manos con agua clorada y alcohol.
Debido al uso continuado de todos estos productos, un buen día Carolina Hamptom, la ayudante de quirófano del Dr. Halsted, se vio incapacitada por una severa dermatitis. Según se dice Halsted fue siempre muy discreto en cuanto sus sentimientos hacia la enfermera, pero fue su miedo a perder a su ayudante lo que inspiró la revolucionaria idea de los guantes quirúrgicos. Encargó entonces a Goodyear Rubber Company, empresa fabricante de artículos de caucho y neumáticos, la confección de unos guantes de goma que solventaran el problema de Carolina Hamptom y evitara su partida. Un tiempo después William y Carolina se casaron.
Este fue el comienzo del uso de los guantes de látex, que ya a finales del siglo XIX se convirtieron en obligatorios para todos los cirujanos y personal de enfermería. Actualmente, el uso de guantes quirúrgicos constituye una pieza fundamental para garantizar la asepsia y la seguridad del paciente y el personal de quirófano.
Deja un comentario