La eyaculación precoz (EP) ocurre alguna vez en la vida en 1 de cada 4 hombres. Se considera el trastorno sexual más frecuente, incluso más que la disfunción eréctil. Al contrario que la impotencia, que aumenta con la edad, la EP puede aparecer en cualquier etapa de la vida. Muchas veces es un problema que ocurre solo esporádicamente y de forma irregular, pero otras veces es un trastorno que dura toda la vida desde las primeras relaciones sexuales.
Hoy vamos a ver cómo se define la eyaculación precoz, qué tipos existen, cuáles son sus causas, y cómo se diagnostica. El próximo día veremos qué opciones de tratamiento tenemos.
¿Cómo se define la eyaculación precoz?
La International Society of Sexual Medicine (ISSM) considera que existe eyaculación precoz como trastorno establecido, cuando se reúnen estas 3 circunstacias:
- Eyaculación que ocurre siempre o casi siempre antes del primer minuto después de la penetración vaginal.
- Imposibilidad para retrasar la eyaculación en todas o casi todas las penetraciones.
- Consecuencias personales negativas como ansidedad, preocupación, frustración, o tendencia a evitar el sexo.
Lo primero que vemos en esta definición, es que aguantar 2-3 minutos no se debería considerar eyaculación precoz. Posiblemente te parezca que un punto de corte de 1 minuto sea demasiado bajo según la ISSM, pero veamos de donde viene esta cifra aparentemente arbitraria.
En 1994, Waldinger introdujo el concepto de «tiempo de latencia eyaculatoria intravaginal» (TLEI). El TLEI fue definido como el tiempo que transcurría desde la penetración hasta la eyaculación, y fue evaluado en 110 pacientes que habían acudido a la consulta por eyaculación precoz «de siempre». El estudio mostró que el 40% eyaculaban antes de 15 segundos, el 70% antes de 30 segundos, y el 90% antes de 1 minuto. Solo el 10% eyacularon entre 1 y 2 minutos. Resultados similares se encontraron en un estudio posterior sobre 1346 hombres con EP, con un IELT medio de 43 segundos. En un tercer estudio sobre 88 pacientes con EP, el 30% eyacularon antes de los 15 segundos, el 67% antes de los 30 segundos, el 92% antes de 1 minuto, y el 8% entre 1 y 2 minutos.
Los datos que tenemos muestran que la inmensa mayoría de los hombres que buscan activamente tratamiento para la eyaculación precoz «de siempre» eyaculan antes de 1 minuto. En base a esta evidencia, la ISSM determinó que era apropiado considerar un TLEI de 1 minuto como el punto de corte para definir la EP.
El segundo punto de la definición es la imposibilidad para retrasar la eyaculación. En otras palabras, debe existir una «falta de control». Si una persona eyacula rápido, pero con algo de esfuerzo y concentración puede retrasar el momento, entonces no se considera una verdadera eyaculación precoz.
La tercera condición es la existencia de consecuencias personales negativas como alteraciones en los niveles de ansiedad, el humor, la auto-estima, los hábitos sexuales y la relación de pareja. Lo mismo pasa con muchos trastornos psicológicos, donde se requiere la presencia de estas consecuencias negativas para que se considere patológico.
¿Qué tipos de eyaculación precoz existen?
- EP primaria («de siempre»): comienza desde las primeras relaciones sexuales y dura toda la vida. Por alguna causa que no se conoce, las vías neurológicas que intervienen en el orgasmo y la eyaculación son más rápidas.
- EP secundaria o adquirida: se inicia en algún momento de la vida, precedido por algún periodo con eyaculaciones normales. En estos casos suele encontrarse alguna enfermedad subyacente.
- EP variable natural: irregular, no constante. Se considera una variante de la normalidad y no requiere tratamiento.
- Disfunción eyaculatoria de tipo prematuro: : EP con TLEI normal (2-6 minutos) o más largo (6-25 minutos). No se considera anormal, aunque el paciente lo perciba como tal, y consulte por ese motivo. El origen es psicológico y tiene mucho que ver con los hábitos o las expectativas dentro de la relación de pareja. No requiere tratamiento.
¿Cuáles son las causas de la eyaculación precoz?
La causa de la eyaculación precoz primaria es desconocida. Se cree que puede estar relacionado con factores psicológicos y biológicos como la ansiedad, la hipersensibilidad del pene o la alteración en el receptor de la serotonina.
La eyaculación precoz adquirida puede ser secundaria a una prostatitis crónica, a trastornos en las hormonas tiroideas, o a problemas psicológicos o de pareja. La disfunción eréctil también puede provocar eyaculación precoz. En una proporción significativa de varones con disfunción eréctil coexiste además la EP debido a niveles elevados de ansidad de rendimiento. En estos casos, el tratamiento de la disfunción eréctil subyacente puede ser suficiente para corregir también la EP.
¿Cómo se diagnostica la eyaculación precoz?
Una historia clínica acerca de aspectos médicos y sexuales suele ser suficiente para el diagnóstico de EP primaria. Se presta una atención especial al TLEI, a la frecuencia en que aparece el problema, y al tiempo de evolución desde los primeras relaciones sexuales. Es importante también la percepción sobre la falta de control, y el grado de afectación personal o en la relación de pareja.
Normalmente se realiza también una exploración física y unos análisis, sobre todo si se sospecha una EP adquirida. En estos casos se toman muestras de orina y de semen para cultivo para descartar una prostatitis, y de sangre para ver si existen alteraciones hormonales, alteraciones del PSA u otras patologías.
Ahora ya sabes que la eyaculación precoz es una enfermedad que puede ser de por vida, o secundaria a algún trastorno subyacente que al ser tratado puede revertir el problema. También sabes que si ocurre unas veces sí y otras no, se considera una variación de la normalidad. Próximamente os hablaré del tratamiento conductual y farmacológico para la EP en «Eyaculación precoz: opciones de tratamiento – Parte 2».
En un estudio se ha visto que solo el 9% de los hombres con EP consultan al médico, siendo las principales causas el sentirse avergonzado, o la creencia de que no existe ningún tratamiento. Deberías liberarte de tus miedos y buscar el consejo de los profesionales. ¡Díselo a tu médico!
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