Ya os conté en una ocasión que los testículos está envueltos en 7 capas que los protegen. Pero ¿cuál es su estructura interna?
Los testículos están formados por una red de tubulillos seminíferos y un tejido intersticial alrededor. Los tubulillos confluyen en el epidídimo, y este a su vez desemboca en el conducto deferente.
Las dos grandes funciones del testículo son:
- Producción de espermatozoides en los túbulos seminíferos: en la parte más externa de la pared de los túbulos están las células germinales. Estas células primero son redondas, después se van elongando (espermátides) y finalmente se convierten en espermatozoides maduros. Estos últimos salen nadando a la luz de los túbulos y comienzan su camino hacia el epídimo, el conducto deferente y las vesículas seminales donde se almacenan.
- Producción de testosterona en el tejido intersticial: entre los tubulillos está el tejido intersticial, rico en células de Leydig productoras de testosterona. Esta hormona pasa a la sangre y se distribuye por todo el cuerpo para relizar sus funciones.
La producción de espermatozoides o espermiogénesis es muy sensible a la temperatura, y a todo tipo de toxinas laborales o ambientales. También a los traumatismos, a la torsión testicular, a la criptorquidia (testículos en la ingle) o a la presencia de un varicocele. Conviene tenerlo en cuenta si se busca tener hijos.
Sin embargo, la función de producción de testosterona es mucho más resistente, y suele conservarse a pesar de este tipo de problemas testiculares. Cuando desciende la testosterona se debe a testículos muy pequeños de nacimiento (atrofia testicular), a una pérdida muy importante de tejido testicular, al descenso de producción por la edad (menopausia masculina), al abuso de esteroides anabolizantes o a otros problemas endocrinos.
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