En realidad estas erecciones suceden no solo por la mañana, sino también por la noche, pero como estamos dormidos solo nos damos cuenta al levantarnos. Las SRE (sleep-related erections) se producen durante las fases REM del sueño (rapid eye movements). Su frecuencia y duración dependen de los niveles de testosterona y de la edad. Por ejemplo, en adolescentes entre 13 y 15 años un 30% del sueño se pasa en erección, y después con la edad va disminuyendo.
Las erecciones nocturnas (SRE) no tienen nada que ver con sueños eróticos, ni con pensamientos sexuales frecuentes durante el día, ni como pensaban los clásicos con una especie de «rebelión del cuerpo» cuando el cerebro no lleva las riendas. Tampoco tiene que ver con las ganas de orinar, como frecuentemente se piensa cuando hay una erección matutina. Aunque sí es cierto que la vejiga llena puede desencadenar el reflejo de la erección, las SRE también se producen con la vejiga vacía. Es un fenónemo espontáneo y que se da con naturalidad en varones sanos. No se sabe muy bien por qué se producen las SRE, pero sí se sabe que niveles altos de ansiedad o depresión provocan menos SRE, o que las mejores SRE las tienen sujetos que duermen muy bien y sueñan mucho, mientras que los que duermen mal y tienen sueños pobres tienen menos SRE. También hay menos SRE en varones con impotencia por problemas en las arterias del pene o por déficit de testosterona, mientras que en la impotencia de origen psicológico las SRE son normales. Podríamos decir que la existencia de erecciones nocturnas son un buen indicador de la integridad de las arterias y el tejido eréctil del pene, y del equilibrio hormonal en nuestro cuerpo.
Se cree que las erecciones nocturnas sirven para asegurar el buen funcionamiento de los tejidos de los cuerpos cavernosos del pene. Es decir, serían un ejercicio espontáneo en el que las arterias llevan sangre al pene rica en oxígeno para revitalizar y regenerar sus tejidos.
Durante mucho tiempo, los monjes cristianos culpaban a irresistibles demonios femeninos que les atacaban aprovechando que eran vulnerables mientras dormían. Llegaban incluso a atarse crucifijos a los genitales antes de ir a la cama para alejar a estas demoníacas tentaciones. San Agustín quiso darles a los hombres un respiro al asegurar que, en sueños, no eran responsables de sus actos.
Entre los fieles se llegó a considerar un pecado mortal casarse siendo incapaz de consumar el matrimonio. Por eso, entre el siglo XIV y hasta bien entrado el XVII, en la Europa cristiana se realizaban pruebas periciales que incluían la observación nocturna del esposo. En los casos en los que un matrimonio sin consumar llegaba a los tribunales, el jurado podía pasar la noche junto al hombre para observar si se daban erecciones nocturnas, lo que probaría que podía copular con su mujer.
Y una última curiosidad, ¿sucede lo mismo en las mujeres? El fenómeno equivalente de aumento de flujo sanguíneo en el clítoris y lubricación vaginal ocurre de forma muy similar en las mujeres durante el sueño REM.
Ahora, a disfrutar del fin de semana. Y si os levantáis con una erección matutina ¡aprovechad! El sexo mañanero tiene sus beneficios…
Deja un comentario