Hasta no hace mucho se asumía tanto por médicos como por pacientes que el ejercicio físico exigente podía ser perjudial en pacientes sometidos a tratamiento por cáncer. Por ejemplo, mientras duraba un tratamiento con quimioterapia, se desaconsejaba el ejercicio para no sumar fatiga a la que de por sí generaba el tratamiento.
Sin embargo, recientemente algunos estudios han mostrado que no solo es seguro el ejercicio físico, sino que además puede contrarrestar el efecto negativo de la quimioterapia sobre el estado de forma física.
Lee Jones, del Memorial Sloan Kettering Cancer Center en Nueva York, observó en un primer estudio que 10 semanas de quimioterapia equivalían a 10 años de envejecimiento en mujeres con cáncer de mama. En un segundo estudio, hizo dos grupos de mujeres, uno de solo quimioterapia, y otro de quimioterapia junto con un plan de ejercicio físico. Los resultados fueron dramáticos. El deterioro físico inducido por la quimioterapia se conseguía prevenir completamente en el grupo que practicaba ejercicio.
Otros estudios en cáncer de mama, colon y próstata han demostrado también que aquellos pacientes que practican deporte regularmente tienen menos recurrencias del cáncer y más supervivencia. Existen varias hipótesis para explicarlo:
1) El ejercicio físico, al bombear sangre oxigenada a los tejidos, frena el crecimiento de aquellos tumores que crecen en condiciones de baja oxigenación.
2) La actividad física puede potenciar el efecto de algunos quimioterápicos.
Ya os había hablado de muchos de los beneficios del ejercicio físico, por ejemplo sobre la potencia sexual, sobre el déficit de testosterona o sobre la fertilidad. Ahora sabemos también que es un método eficaz (y barato) en la lucha contra el cáncer.
¡Buen fin de semana!
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