Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) son fármacos que se utilizan muy frecuentemente como antidepresivos, en los trastornos de ansiedad y en el dolor crónico. Escitalopram, fluoxetina, paroxetina, sertralina y venlafaxina son algunos de ellos. También se utilizan para el tratamiento de la eyaculación precoz, sobre todo la setralina, como ya os conté.
Los ISRS tienen efectos secundarios conocidos en la esfera sexual como disfunción eréctil, eyaculación retardada o incluso anorgasmia, y disminución del apetito sexual. Según algunos estudios pueden aparecer en algún grado entre el 17 y el 41% de los casos. En la mayoría de los casos estos efectos secundarios desaparecen al dejar de tomar estos fármacos, pero ocasionalmente sucede que los síntomas sexuales persisten incluso después de interrumpir el tratamiento. Es lo que se conoce como disfunción sexual post-ISRS. Parecido a lo que ya os conté sobre el síndrome post-finasteride, tomado para la calvicie por varones jóvenes.
No se conoce bien la frecuencia exacta de la disfunción sexual post-ISRS, pero sí podemos decir que el riesgo es bajo. Tampoco se sabe muy bien de las causas, aunque se barajan como teorías algunos cambios en los receptores, neurotoxicidad por la serotonina, o cambios hormonales con afectación del sistema nervioso central y periférico. La duración de la disfunción puede ser de meses o años tras finalizar la toma del ISRS, o incluso puede ser un trastorno persistente de por vida. Uno de los síntomas más constantes es el adormecimiento genital, la falta de sensibilidad, o incluso la anestesia total. Otros síntomas son la disfunción eréctil, la eyaculación precoz, la falta de apetito sexual y los orgasmos débiles o inexistentes.
El diagnóstico de la disfunción sexual post-ISRS no es fácil, porque los síntomas podrían ser atribuidos a la propia enfermedad mental de base o a otras patologías o medicaciones concomitantes. Descartando otras posibles causas se llega al diagnóstico. No existe un tratamiento eficaz en todos los pacientes. Algunos autores han encontrado eficaz la irradiación escrotal y peneana con láser de baja intensidad o con fototerapia para mejorar la respuesta de los receptores y así aumentar la sensibilidad. Se ha propuesto también el uso de algunos fármacos como la amineptina, el bupropion o la nefazodona con algún efecto positivo. La terapia conductual también puede ser beneficiosa.
En resumen, el síndrome post-ISRS es poco frecuente, pero si aparece puede acarrear consecuencias importantes a nivel sexual, y de difícil solución.
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