La disfunción eréctil muchas veces es el primer síntoma de la enfermedad cardiovascular. Esto es así porque comparten los mismos factores de riesgo: hipertensión, elevación de colesterol, diabetes, obesidad, tabaco y sedentarismo. La mayoría de los varones que sufren un infarto cardíaco comienzan con impotencia los 2-3 años antes, porque la arteriosclerosis afecta primero a las arterias pequeñas como las del pene y luego otras más grandes como las del corazón.
Un estudio estadounidense ha calculado el ahorro que supondría realizar revisiones cardiológicas a todas aquellas personas que comienzan a tener problemas de erección. Para ello ha tenido en cuenta el coste de las revisiones cardiólogicas, el coste medio de un ingreso por infarto cardíaco, y el número de infartos que podrían evitarse con medidas preventivas (se estima que los eventos cardíacos pueden reducirse un 20% en los siguientes 5 años si se administran fármacos para bajar el colesterol y se implementan otras medidas preventivas). Las conclusiones son que con un gasto de 2,6 millones de dólares se evitarían 55000 infartos y se ahorrarían 20,4 millones de dólares.
Los varones con disfunción eréctil deben por tanto ser evaluados para ver su nivel de riesgo vascular. Esta evaluación es simple: unas cuantas preguntas sobre el ejercicio físico y hábitos (como el tabaco o la alimentación), un análisis de sangre para ver el azúcar y el colesterol, la determinación de la tensión arterial y, en algunos casos, una prueba de esfuerzo.
El control de los factores de riesgo vascular mejora el rendimiento sexual, la calidad de vida de vida en general, y es efectivo para prevenir infartos cardíacos y cerebrales. Según el estudio que hemos visto, si en todo varón con disfunción eréctil como primer síntoma se estudiara el riesgo vascular, se podrían salvar muchas vidas y se ahorraría mucho dinero.
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