Cuando hablamos de testosterona nos viene siempre a la cabeza un hombre musculado o sexualmente muy activo. Pero hay que saber que las mujeres también tienen testosterona. La producen las glándulas suprarrenales y los ovarios, aunque en cantidades diez veces más pequeñas que en el hombre.
Ya os he hablado de la andropausia, o déficit de testosterona en el hombre con la edad. Se manifiesta con libido baja, cansancio, falta de energía, tendencia a la depresión, pérdida de masa muscular, etc. Pues bien, una testosterona baja por debajo de sus cifras normales, también produce unos síntomas similares en la mujer, exactamente igual que en el hombre. Esto puede ocurrir cuando se extirpan los ovarios o las glándulas suprarrenales, o si hay un fallo ovárico precoz por ejemplo.
El problema en las mujeres es que el déficit de testosterona es de difícil diagnóstico, en primer lugar porque se trata de síntomas inespecíficos que suelen atribuirse a problemas psicológicos o estrés y, en segundo lugar, porque las mujeres suelen consultar menos al médico por falta de apetito sexual. Y existe además otro problema, y es que, a diferencia del hombre, la administración de testosterona en la mujer no es efectiva para combatir estos síntomas.
Lo único que puede hacerse en las mujeres es incidir en la medicación, la dieta, y el ejercicio físico:
- Anticonceptivos orales: se sabe que uno de sus efectos secundarios es la disminución de la testosterona, porque disminuye su producción ovárica, y porque aumenta la globulina transportadora de esteroides, que hace que haya menos testosterona libre (la biológicamente activa).
- Ejercicio físico: el ejercicio físico con intervalos de intensidad, o los entrenamientos de fuerza (pesas) producen a largo plazo un aumento de la producción de testosterona tanto en hombres como en mujeres. Aunque las mujeres son reacias porque no quieren verse demasiado musculadas, este tipo de ejercicios es muy eficaz para elevar la testosterona.
- Dieta: el cuerpo produce la testosterona a partir de las grasas, en concreto del colesterol. Una dieta absolutamente «desnatada» no ayuda. Tampoco lo hacen las dietas basadas en leche de soja o en tofu que contienen fitoestrógenos. Estos estrógenos naturales aumentan la globulina transportadora de esteroides, que disminuye la testosterona libre como lo hacían los anticonceptivos orales. Las dietas vegetarianas son pobres en zinc y proteínas, y también pueden producir déficit de testosterona. Lo mejor es una dieta mediterránea equilibrada con abundantes ácidos grasos omega-3 (en el pescado azul como el atún o el salmón), con lácteos no desnatados, y con una buena proporción de proteínas animales.
Bien, pues ahora ya sabéis que vuestras mujeres también pueden sufrir déficit de testosterona y que, como en el hombre, se manifiesta con cansancio, falta de energía, tendencia a la depresión y bajo apetito sexual.
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