Ya os conté una vez que el Viagra se descubrió por accidente cuando la compañía Pfizer investigaba un fármaco para la angina de pecho. ¡Los voluntarios del estudio comunicaron que tenían mejores erecciones! Y así comenzó una de las historias de más éxito de la industria farmacéutica hace ya 20 años.
Después del Viagra® (sildenafilo) en 1998, vinieron el Levitra® (vardenafilo) y el Cialis® (tadalafilo) en 2003, y finalmente el Spedra® (avanafilo) en 2014. Los genéricos del sildenafilo, igual de eficaces, estuvieron disponibles en las farmacias en 2013, y los del tadalafilo a finales del 2017.
El descubrimiento del sildenafilo supuso una revolución, ya que los fármacos orales para la disfunción eréctil que existían hasta entonces eran muy poco efectivos. Por primera vez existía un tratamiento oral eficaz para la impotencia, con lo que muchos pacientes pudieron abandonar las molestas inyecciones en el pene. Hoy todavía se usan en algunos casos, pero mucho menos que antes.
Al principio se comunicaron en EE.UU. algunas muertes al tomar Viagra, siempre en pacientes con angina de pecho medicados con nitratos. Hubo una alarma social muy grande, y desde entonces siempre ha habido un cierto «miedo» a la toma de este tipo de fármacos. Nadie deseó aquellas muertes, pero una vez producidas creo que podemos decir que al menos contribuyeron a concienciar sobre la necesidad de una valoración médica previa y de una prescripción por un profesional. Después de 20 años las reticencias iniciales se han superado, y tomando las debidas precauciones podemos decir que el Viagra y resto de inhibidores de la PDE5 son medicamentos seguros.
Otro problema que surgió con el tiempo, como ya he advertido en este blog anteriormente, es la venta en el mercado negro o en internet. Puede resultar muy peligrosa por tratarse de sustancias sin controles sanitarios y que en muchas ocasiones son falsas. Acudir al médico y tomar el fármaco solo bajo prescripción médica es mandatorio.
La aparición del Viagra tuvo también un efecto positivo para la promoción de la salud del hombre. El problema de la impotencia, que muchas veces se escondía por vergüenza a consultarlo, o se resignaba a padecer, pasó a ser un motivo habitual de consulta. Actualmente, después de los síntomas por hiperplasia benigna de próstata, la disfunción eréctil es el segundo motivo de consulta más frecuente para el urólogo. Y cuando un varón de determinada edad acude por este motivo, habitualmente se aprovecha para realizar una revisión urológica más amplia en la que se pueden detectar otros problemas. Además, la disfunción eréctil suele ser uno de los primeros síntomas de enfermedad cardiovascular por arteriosclerosis, por lo que también suele motivar un mayor control de los factores de riesgo vascular como la diabetes, el aumento del colesterol, el tabaco, la hipertensión o el sedentarismo.
Todo esto le debemos al Viagra después de 20 años. Un fármaco que mejora la vida sexual de muchas personas y que, por si fuera poco, nos ayuda a llevar una vida más sana.
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