Investigadores de la Universidad Estatal de Arizona (Tempe, EE.UU.) han creado un nanorrobot que busca el tumor y obstruye los vasos sanguíneos que lo nutren, haciendo que muera. Los científicos que han desarrollado esta tecnología afirman que se puede utilizar en muchos tipos de cáncer.
¿Cómo funciona un nanorrobot? Se trata de una nanopartícula basada en una lámina de ADN de 90 x 60 nanómetros de tamaño enrollada sobre sí misma a modo de tubo hueco o canuto. En el interior del tubo hay cuatro moléculas de trombina, enzima capaz de coagular la sangre. Y en la superficie del canuto hay adherida un aptámero de ADN (cadena simple de ADN, no una doble cadena) diseñada para unirse a una proteína denominada nucleolina, que se encuentra de forma específica en la superficie de los vasos sanguíneos tumorales, pero no en los de las células sanas. Cuando muchos de estos nanorrobots se inyectan en el torrente sanguíneo, circulan libremente por todo el organismo hasta que dan con los vasos tumorales, a cuya pared se adhieren a través del aptámero. Cuando esto ocurre, el nanorrobot libera la trombina, que provoca un trombo o «tapón». Se producen así múltiples microinfartos que cortan el suministro de sangre a las células tumorales, las cuales se quedan sin oxígeno ni nutrientes y mueren.
Los científicos probaron el sistema en ratones a los que se inducía la formación de un melanoma metastásico. A las 48 horas de la inyección de los nanorrobots, ya existían signos de trombosis. Y días después se constató la regresión de los tumores primarios y de las metástasis, sin verse afectados otros órganos vitales. Los ratones control vivieron 20,5 días y los ratones tratados 45 días de media. En algunos de ellos el tumor desapareció por completo. El mismo equipo ha probado ya el sistema en tumores de ovario, de pulmón, y de mama con resultados similares. E incluso han hecho pruebas en cerdos, todavía sin tumor, de momento solo para comprobar en ellos que los tejidos sanos no se ven afectados.
Que una molécula actúe como vehículo de carga, que sea capaz de identificar de forma autónoma el tejido tumoral, y de destruirlo selectivamente sin afectar al tejido sano parece ciencia a ficción. Pero como veis, esta tecnología ya existe, y puede que pronto también en humanos. La ciencia y la biotecnología avanzan a pasos agigantados, y cada día nos sorprende con nuevos avances en el terreno de la salud.
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