Cuando un paciente consulta por síntomas urinarios realizamos la entrevista clínica, el tacto rectal, la ecografía, la flujometría y el análisis con el PSA. Con todos estas pruebas podemos atribuir los síntomas a una hiperplasia benigna de próstata (HBP) e iniciar alguno de los medicamentos para la próstata que tenemos disponibles.
Cuando prescribimos uno de estos fármacos por primera vez a un paciente, habitualmente hacemos una revisión al cabo de 1-3 meses para valorar su eficicacia y posibles efectos secundarios. En este momento el médico decide si se mantiene la medicación de forma crónica o no. Los pacientes mayores, que quizás ya tomen alguna otra pastilla por otros motivos, asumen bien tomar una más. Pero en la década de los 40 o los 50, cuando puede que se trate de la primera medicación crónica, es frecuente que se haga un mundo atarse un fármaco y la pregunta es casi obligada «Doctor, ¿tengo que tomar esta pastilla para siempre?». La respuesta cae como un jarro de agua fría «Miguel, creo que sí, deberías tomarla de forma continuada, de lo contrario volverás a estar como antes».
Pero hay algunas salvedades. Cuando el paciente es reacio a seguir un tratamiento crónico, caben dos opciones:
- Que el tratamiento sea imperativo por la existencia de complicaciones de la HBP (retención crónica de orina, divertículos en la vejiga, infecciones urinarias frecuentes, hematuria relacionada con la próstata): en este caso hay que hacer ver que el tratamiento es absolutamente necesario.
- Que no haya complicaciones y el tratamiento sea solo para mejorar los síntomas: aquí es donde la indicación de tomar los medicamentos para la próstata no es absoluta, el paciente tiene la opción de elegir si la toma de un fármaco le compensa de acuerdo con el grado de mejoría que obtiene. Hay quien responde «Tampoco estaba tan mal, prefiero seguir como estaba» o «Tampoco he mejorado tanto», en cuyo caso se puede dejar la medicación y hacer revisión anual por si hay progresión de síntomas. O quien a pesar de haber mejorado mucho y tener una mejor calidad de vida sigue reacio a seguir con un fármaco de por vida. A estos últimos solo cabe decirles que la única alternativa es la cirugía, y que mientras les vaya bien los medicamentos para la próstata, no tendrán que operarse. Y claro, si tienen que elegir entre la pastillita diaria y la operación, la elección suele estar clara.
Por tanto, podemos decir que los medicamentos para la próstata se toman de forma crónica en la mayoría de los casos. En la prostatitis aguda sí pueden tomarse solo durante un periodo limitado de tiempo, pero en algunos pacientes con prostatitis crónica acompañada de obstrucción miccional o en la hiperplasia benigna de próstata, son tratamientos de por vida (o hasta la intervención quirúrgica si fuera el caso).
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